Le he encendido fuego a la lluvia, he pavimentado el océano, he camino los aires, he nadado en las profundidades de la tierra, he tenido el placer y la misma desgraciada de vivir y morir tantas veces que no logro recordar todas y cada una de ellas. Aun recuerdo las noches de gritos y desaliento en la madrugada. Aun recuerdo los días completos donde solo iba por los caminos del mundo con una botella de cerveza en la mano izquierda y en la derecha un cigarrillo tras otro. Estaban muchos preocupados por mi estabilidad mental y mi salud misma.
No logro comprender como logre
sobrevivir a todos esos momentos, iba por el mundo con el corazón hecho pedazos
y no precisamente porque sufro de él. Tenia tantas fracturas en mi alma que no era
capaz de recordar la persona que veía día a día en el espejo. Perdí la fe en mi
mismo y en mis talentos. Me convertí en aquello que justamente siempre había
juzgado. Iba de cama en cama y sin ni siquiera conocer los nombres de algunos.
No, no me siento orgulloso de ello, no me vanaglorio de ello, no hay un motivo
para hacerlo.
Algunos de mis amigos estaban
tan perdidos como yo en ese momento, no había fin de semana que no perdonáramos
para ir de fiesta. Estaba en modo neutral, no había nada que me motivara. Había
perdido todo sentido de vida y de ganas de alguna cosa. Estaba tan jodidamente
llevado que creía que lo único que tenía para ofrecerle a otros iba ligado a mi
bolsillo y mi cuerpo. “VENID TODOS Y TOMAD LO QUE QUERAIS” no había mucho que
hacer, iba caminando sin tener un rumbo, discusiones, licor, cigarrillos, una
nube negra en mi mente. Me deje nublar por una falsa rabia a otros cuando el único
culpable no era más que yo mismo.
Iba en el camino cuestionándome
el porque no era suficiente para otros, sin ser capaz de ver que no lo era ni
siquiera para mi mismo. Deje ir amigos que creía que serían eternos, tome
elecciones de las cuales hoy en día me cuestiono. No me arrepiento, puesto que
era lo que en su momento creía correcto. Pero las cuestiono de tal manera que algunas
veces voy con el: “¿Qué habría sido sí…? no sé qué tan culpable soy yo de las
malas decisiones que otros tomaron. No sé de qué forma, pero de que tuve
influencia estoy seguro de que sí. Aun recuerdo con vehemencia aquel mayo tan
cruel donde en medio de una vía termine vomitando todos mis pecados. Cuando
estaba en un viaje tan astral que perdí conciencia de donde estaba y con
quienes.
Algunas veces muchas personas
me han dicho que hay una misión muy grande en el mundo para mí, pues haber
sobrevivido a cada una de las acciones que me han llevado a ver el final no esta
escrito. Me he cuestionado tantas veces eso. ¿A caso todos tenemos que tener
una misión en la vida para estar con vida? Me he cuestionado los talentos que
creo que tengo y que me han dicho tener. Me he cuestionado mi intelecto, me he
cuestionado mi vida, me he cuestionado mi pasado, mi presente y mi futuro. Me
he cuestionado desde la forma en que pase el quinto año a la forma en que vivo hoy
en día. Tengo claro que mucho de eso se debe a los grandes traumas con los he
crecido en este mundo y con las falencias que se llegaron a tener durante el
tiempo de crianza.
No se trata de buscar culpables,
después de todo no se puede hacer nada sobre lo ocurrido ya. Y no queda más que
continuar con la vida y trabajar en cada una de aquellas circunstancias que no
nos permiten ser tan buenos o tan merecedores de algunos aspectos. Una buena
amiga me hablaba del síndrome del impostor, por nuestra gran forma de lograr poner
en duda cada uno de nuestros triunfos o el mecanismo tan sutil que podemos
tener para desmeritarlo de muchas maneras. Quizás todo lo que vengo diciendo
aquí no tiene mucha coherencia o lógica. Realmente ni siquiera logro comprender
cual es el punto después de todo.
Recuerdo aquel chico de hace
unos años que no caminaba, sino que levitaba por las calles, bebiendo desde que
despertaba hasta que se iba a dormir. Donde lo único que pensaba era en prender
otro cigarrillo o encontrar algo que lo sacara por un momento fuera de su
presente. He vivido amores en los cuales he sido una basura, he vivido amores donde
me han tratado como una basura, he vivido amores tan hermosos que sencillamente
no son. He vivido momentos de la vida en que el mundo solo me deja ahí amando
cada momento. Existen cicatrices que están tan marcadas en el alma que es casi
imposible no pasar la mano y no sentir dolor. Hay recuerdos que por más que
quisiera no podré borrar, hay besos que ya nunca volveré a sentir y otros
tantos que nunca lograre recordar. Hay abrazos que llevaré marcados en la piel.
Hay personas que, aunque ya no están no hay un día en el cual no los tenga
presente en mi cabeza, hay amigos que me han salvado sin siquiera saberlo.
Hay
amores que aun no llegan, hay historias que estoy ansioso de vivirlas, hay
poemas que quiero escribir y canciones que quiero cantar al oído. Hay botellas
de vino que no he destapado con aquellas que amo, hay abrazos que no he dado, hay
lugares que aun no conozco y amigos que aun no descubro. Hay momentos de la
vida que están por venir. Aun trabajo en ser la mejor versión de mí mismo, hay
cosas por las cuales aun no me pido perdón, hay mil y un momentos que están por
escribirse. Quizás el pasado ya no se pueda cambiar, quizás lo que ya ha
sucedido no se pueda hacer nada ante ello, más que contar la experiencia y
tenerlo claro para que no vuelva a pasar o por lo menos evitarlo en lo posible.
El presente es tan complejo que es una batalla de día a día, que aún me
pregunto cómo es que he sobrevivido a cada cosa y como lo seguiré haciendo. El
presente es solo un segundo en el tiempo, un segundo que nos puede cambiar la
vida de muchas formas y en el momento menos esperado. El futuro, aunque nunca
llega y solo es la fantasía de lo que queremos llegar a ser en algún momento en
nuestro presente, es la instancia correcta para vernos de una buena forma y con
un buen ideal. Y es justamente ello lo que de cierta forma escribimos para ser
mejor de lo que alguna vez llegamos a ser, nada nos asegura que no volveremos a
cometer errores o que no nos caeremos nuevamente con antiguas piedras. El
futuro, el futuro esperemos que sea excelente para todos y cada uno de nosotros,
con ansias esperemos todo eso que aún no llega, que las puertas siempre estarán
abiertas.
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