domingo, 30 de octubre de 2022

Una Carta Al Aire

Le he encendido fuego a la lluvia, he pavimentado el océano, he camino los aires, he nadado en las profundidades de la tierra, he tenido el placer y la misma desgraciada de vivir y morir tantas veces que no logro recordar todas y cada una de ellas. Aun recuerdo las noches de gritos y desaliento en la madrugada. Aun recuerdo los días completos donde solo iba por los caminos del mundo con una botella de cerveza en la mano izquierda y en la derecha un cigarrillo tras otro. Estaban muchos preocupados por mi estabilidad mental y mi salud misma.

No logro comprender como logre sobrevivir a todos esos momentos, iba por el mundo con el corazón hecho pedazos y no precisamente porque sufro de él. Tenia tantas fracturas en mi alma que no era capaz de recordar la persona que veía día a día en el espejo. Perdí la fe en mi mismo y en mis talentos. Me convertí en aquello que justamente siempre había juzgado. Iba de cama en cama y sin ni siquiera conocer los nombres de algunos. No, no me siento orgulloso de ello, no me vanaglorio de ello, no hay un motivo para hacerlo.

Algunos de mis amigos estaban tan perdidos como yo en ese momento, no había fin de semana que no perdonáramos para ir de fiesta. Estaba en modo neutral, no había nada que me motivara. Había perdido todo sentido de vida y de ganas de alguna cosa. Estaba tan jodidamente llevado que creía que lo único que tenía para ofrecerle a otros iba ligado a mi bolsillo y mi cuerpo. “VENID TODOS Y TOMAD LO QUE QUERAIS” no había mucho que hacer, iba caminando sin tener un rumbo, discusiones, licor, cigarrillos, una nube negra en mi mente. Me deje nublar por una falsa rabia a otros cuando el único culpable no era más que yo mismo.

Iba en el camino cuestionándome el porque no era suficiente para otros, sin ser capaz de ver que no lo era ni siquiera para mi mismo. Deje ir amigos que creía que serían eternos, tome elecciones de las cuales hoy en día me cuestiono. No me arrepiento, puesto que era lo que en su momento creía correcto. Pero las cuestiono de tal manera que algunas veces voy con el: “¿Qué habría sido sí…? no sé qué tan culpable soy yo de las malas decisiones que otros tomaron. No sé de qué forma, pero de que tuve influencia estoy seguro de que sí. Aun recuerdo con vehemencia aquel mayo tan cruel donde en medio de una vía termine vomitando todos mis pecados. Cuando estaba en un viaje tan astral que perdí conciencia de donde estaba y con quienes.

Algunas veces muchas personas me han dicho que hay una misión muy grande en el mundo para mí, pues haber sobrevivido a cada una de las acciones que me han llevado a ver el final no esta escrito. Me he cuestionado tantas veces eso. ¿A caso todos tenemos que tener una misión en la vida para estar con vida? Me he cuestionado los talentos que creo que tengo y que me han dicho tener. Me he cuestionado mi intelecto, me he cuestionado mi vida, me he cuestionado mi pasado, mi presente y mi futuro. Me he cuestionado desde la forma en que pase el quinto año a la forma en que vivo hoy en día. Tengo claro que mucho de eso se debe a los grandes traumas con los he crecido en este mundo y con las falencias que se llegaron a tener durante el tiempo de crianza.

No se trata de buscar culpables, después de todo no se puede hacer nada sobre lo ocurrido ya. Y no queda más que continuar con la vida y trabajar en cada una de aquellas circunstancias que no nos permiten ser tan buenos o tan merecedores de algunos aspectos. Una buena amiga me hablaba del síndrome del impostor, por nuestra gran forma de lograr poner en duda cada uno de nuestros triunfos o el mecanismo tan sutil que podemos tener para desmeritarlo de muchas maneras. Quizás todo lo que vengo diciendo aquí no tiene mucha coherencia o lógica. Realmente ni siquiera logro comprender cual es el punto después de todo.

Recuerdo aquel chico de hace unos años que no caminaba, sino que levitaba por las calles, bebiendo desde que despertaba hasta que se iba a dormir. Donde lo único que pensaba era en prender otro cigarrillo o encontrar algo que lo sacara por un momento fuera de su presente. He vivido amores en los cuales he sido una basura, he vivido amores donde me han tratado como una basura, he vivido amores tan hermosos que sencillamente no son. He vivido momentos de la vida en que el mundo solo me deja ahí amando cada momento. Existen cicatrices que están tan marcadas en el alma que es casi imposible no pasar la mano y no sentir dolor. Hay recuerdos que por más que quisiera no podré borrar, hay besos que ya nunca volveré a sentir y otros tantos que nunca lograre recordar. Hay abrazos que llevaré marcados en la piel. Hay personas que, aunque ya no están no hay un día en el cual no los tenga presente en mi cabeza, hay amigos que me han salvado sin siquiera saberlo.

Hay amores que aun no llegan, hay historias que estoy ansioso de vivirlas, hay poemas que quiero escribir y canciones que quiero cantar al oído. Hay botellas de vino que no he destapado con aquellas que amo, hay abrazos que no he dado, hay lugares que aun no conozco y amigos que aun no descubro. Hay momentos de la vida que están por venir. Aun trabajo en ser la mejor versión de mí mismo, hay cosas por las cuales aun no me pido perdón, hay mil y un momentos que están por escribirse. Quizás el pasado ya no se pueda cambiar, quizás lo que ya ha sucedido no se pueda hacer nada ante ello, más que contar la experiencia y tenerlo claro para que no vuelva a pasar o por lo menos evitarlo en lo posible. El presente es tan complejo que es una batalla de día a día, que aún me pregunto cómo es que he sobrevivido a cada cosa y como lo seguiré haciendo. El presente es solo un segundo en el tiempo, un segundo que nos puede cambiar la vida de muchas formas y en el momento menos esperado. El futuro, aunque nunca llega y solo es la fantasía de lo que queremos llegar a ser en algún momento en nuestro presente, es la instancia correcta para vernos de una buena forma y con un buen ideal. Y es justamente ello lo que de cierta forma escribimos para ser mejor de lo que alguna vez llegamos a ser, nada nos asegura que no volveremos a cometer errores o que no nos caeremos nuevamente con antiguas piedras. El futuro, el futuro esperemos que sea excelente para todos y cada uno de nosotros, con ansias esperemos todo eso que aún no llega, que las puertas siempre estarán abiertas.

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