lunes, 26 de diciembre de 2022

Emociones Navideñas

 

Es curioso como cada año durante estas mismas fechas me voy poco a poco colocando mucho más amargado de lo que comúnmente suelo ser, mas agrio, más odioso, más tétrico y mucho más sombrío. El sentir como se acercan estas fechas y el mundo se va convirtiendo poco a poco en una agonía de hipocresía constante para con todo aquello que está a su alrededor, abrazos falsos y deseos que ni ellos mismos se creen en realidad. Falsificando una sonrisa que nunca antes y mucho menos jamás van a sentir en realidad por esa persona.

Estas mismas fechas traen a colación emociones y sentimientos que finjo todo un año que no existen y que no están en mi ser, pero que es irremediable no sentir cuando se acerca la fecha de navidad y las personas suelen pasarlo con sus respectivas familias. Viene a mi cabeza esos abrazos faltantes o el simple hecho de la imagen de un niño dormido en la puerta de su casa esperando a quien nunca iba a llegar y quien probablemente jamás pensó en llegar a abrazar un corazón ilusionado.

Justo por estas mismas épocas es cuando más miserable, poca cosa y por supuesto innecesario en la vida de los demás me suelo sentir. Y sé bien que todas esas emociones solo vienen de un corazón quebrado cuando aun era un ser inocente, es un hecho el hecho -valga la redundancia- de que los adultos solían hacer con nosotros lo que se les venia en gana y de cierta forma lo siguen haciendo ahora, con el famoso cuento de que les debemos la vida y que debemos estar agradecidos con ese “REGALO”. Les aseguro que mucho más de la mitad de la humanidad con el mayor de los gustos devolveríamos tan precario regalo. Ese no es el punto, el punto está en que las navidades dejaron de importar hace tanto tiempo que ya no veo la necesidad de compartir en familia o de compartir con alguna persona en realidad. Regresa esa sensación y ese estado de pensamiento que no soy necesario donde están los demás, solo soy algo muy reemplazable.

Hoy en día tengo la fortuna de estar rodeado de grandes personas y muy buenos amigos, eso no lo colocare en duda en ninguna circunstancia. Y aunque se bien que solo son momentos frustrantes de un faltante muy grande que fue un padre o por lo menos una persona mediamente decente en la vida de un hijo. Debo decir que muchos años después hablando con mi psicóloga fue que pude darle un nombre a ello. “Síndrome del abandono” fue ahí cuando ella logro darme de cierta forma una explicación a todo lo que estaba en mi cabeza, el porque no me sentía cómodo en momentos de compartir con otras personas o con mi propia familia. Solo era un objeto más ahí, que en cualquier momento podrían cambiar por cualquier cosa mucho más importante que él.

Hoy en día lo sigo sintiendo incluso cuando estoy con mis amigos, siento esa sensación de que no merezco estar ahí, que no valgo lo suficiente para que me este pasando eso y con esas personas. Suelo cuestionarme mucho todo el tiempo de cuando las personas se marcharán y si realmente soy algo. Sí, algo que realmente valga que alguien tenga. Deje de considerarme persona hace mucho tiempo y solo me dedique a ser un objeto de uso de todos para su necesidad y su conveniencia económica, física, sexual, momentánea. Como se quiera ver, solo era eso una necesidad instantánea y nada más, algo que cuando las personas encuentren otra cosa mucho más funcional solo me dejaran ahí, tirado y solo en la puerta de mi casa, dormido y esperando algo que no llegara.  Y no digo todo esto con el fin de hacer una victimización de lo que en su momento fue y es un trauma de un niño, quizás solo digo para mi mismo y para tratar de que ese niño que aun vive muy en el fondo pueda comprender y entender que no debe sentirse de esa manera, que no es algo, es alguien y por mucho irremplazable en la vida de muchos seres. Quizás solo lo digo como una forma de disculpa y de entendimiento. Lo más seguro es que no pase y solo siga siendo lo mismo de siempre.

Me sigo resguardando en el incognito de mi soledad, esa soledad que es justamente aquella amiga que de alguna manera siempre estará y que es quien nunca me abandonara. Me acostumbre a estar a solas, acompañado de una pizza o cualquier comida chatarra, una coca cola muy fría y las películas mas sangrientas que me pueda encontrar, de esas películas donde acribillan gente o los zombis van en búsqueda de un cerebro que comer, de ese asesino serial que va matando por simpe placer. Quizás siempre ha sido solo un resguardo de dolor fingiendo que de alguna manera esas victimas imaginarias de esos malos guiones de terror -seamos honestos, hoy en día no hacen buenas películas de miedo- podrían sentirse de la forma en que me siento esas noches, donde no quiero compartir con nadie y donde no tengo la valentía suficiente para llorar y para dejar fluir mis emociones, posiblemente y no lo hago por orgullo y no darle el gusto a ese ser que me dejo esperando en esa puerta fría, quizás lo hago por ego que vendría siendo lo mismo que por orgullo o sencillamente no tengo la mas remota idea de porque diablos lo estoy haciendo.

Lo más seguro es que por ahora y quien sabe por cuanto tiempo no voy a dejar de sentirme tan mal en estos días y tan innecesario, lo más probable es que aun por muchos años me siga viendo de forma molesta y engreído por estas fechas, solo con la intensión de no hacerle ver al mundo que solo soy un niño de siete años molesto porque nunca llegaron a darle ese abrazo que tanto esperaba. Quizás solo siempre seré el tío amargado que no soporta los niños y el tío que no soporta estar en familia, para no tener que fingir que todos le agradan y tener que darle la mano a personas que son innecesarias en la vida y que poco a poco cada día los voy sintiendo mucho más ausentes. O quizás solo seré ese ser humano que un día va a desaparecer de todos y nunca más se volverá a saber de él, de su vida o de su muerte. Me canse hace muchos años de fingir ese falso amor por personas que me resultan irrelevantes y solo me harte de ver como media humanidad finge amor cuando en realidad solo quiere ver la miseria en otros.

Justo y por estas fechas siempre me convierto en aquel que todo le molesta, todo le desagrada y que encuentra refugio en la compañía del licor y de la sangre ficticia de las malas películas de Hollywood. Pero, pero ahora agradezco a esas personas que llegan a la puerta de casa y me sacan a la fuerza para no permitir que mi hunda en un hueco de oscuridad y de miseria propia, donde mis propios pensamientos serán mis peores enemigos, agradezco a esos seres cansones que quiero como un perro quiere a su nueva pelota o como el niño quiere a su madre cuando la ve al despertar. Hoy sonrió un poco más, no dejo atrás las sensaciones que me generan estas fechas, no olvido lo triste y miserable que me he sentido durante muchos años, pero hoy también me permito vivir un poco más y gozármela un tantico más que antes e ignorando un poco esas malas emociones. Hoy estoy rodeado de personas tan nefastas como yo, tan traumadas como yo. Tan pendejas como yo y con tantos deseos de vivir y reír de verdad como yo.

  

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