viernes, 23 de septiembre de 2022

¿Crecer?

 ...

“Aunque parezca eterna, aunque se sienta que nunca se ira, aunque creas que no saldrás de ahí, aunque no comprendas porque estás en ese lugar. No le tengas miedo a la tristeza y mucho menos a esa sensación de soledad. Ámalas como deseas que te amen alguna vez y déjate llevar; pronto estarás de pie y sonriendo a carcajadas.”

...

¿Crecer?

Ahora estoy más cerca de los treinta que de los veinte, ahora cada día soy un poco más adulto que antes. Hoy por hoy puedo comprender mucho mejor las decisiones que no entendía cuando era niño. Hoy en día comprendo a mamá, a mi abu, hoy comprendo que ser adulto es un fiasco. No planeo romantizar el hecho de que esto de crecer se siente horrible, a medida que vamos adquiriendo nuevas responsabilidades y obligaciones nos vamos quedando poco a poco sin ganas de vivir. O de tan siquiera tan simple como gozar nuestra vida, perdemos ese sentido de aventura que teníamos hace un par de años.

Estoy hablando como si ya fuese la persona más adulta y el señor más señor del mundo. No sé si debido a todas las tormentas que hay en mi cabeza día a día o por las batallas de cada mañana para ponerme en pie y salir de cama, mi cuerpo y mi mente estén tan cansadas de continuar esta lucha y cada día sienten que es una nueva batalla. Y es que realmente si lo es, todos los días hay una nueva guerra con la cual luchar.

En los últimos meses particularmente, vengo luchando con un sinfín de emociones en mi cabeza y por supuesto que en lo más profundo de mi pecho. He dejado atrás una de las relaciones que creía sería para toda la vida, he peleado con mi salud y la de muchas personas que amo y son importantes para mí. Muchos de mis trastornos se están haciendo notar nuevamente. Me siento un poco más cansado día a día, donde ese cansancio se está llevando mis ganas de vivir y de pelear por algo. He fortalecido viejos amigos y he hecho unos cuantos nuevos, eso me ha devuelto un poco de realidad y de frescura a mi vida, he vuelto a arriesgarme en algunas cosas. Pero, esa sensación de vida solo tiende a durar unas cuantas horas, solo hasta que vaya a la cama y empiecen las tormentas nuevamente.

No negaré el hecho de que por primera vez en mucho tiempo estoy peleando con ganas, para no dejarme ganar por aquellos fantasmas que tienden a abarcarse en mi cabeza y en los pensamientos más profundos de mi ser. A medida que voy creciendo más y más voy encontrando menos sentido a esto que le llamamos vida. Personalmente siempre he peleado contra el mundo y no me refiero a lo que sucede en mi mundo; sino en general. “Injusticia” “Maltrato” “Abusos” “Violaciones” “Guerra” “Violencia” “Animales sacrificados” son tantas las cosas del mundo en su totalidad con las que no estoy de acuerdo, que peleo contantemente contra ello. De hecho, hace un buen tiempo hablándolo con mi terapeuta decíamos -como si yo pudiese diagnosticarme- que justamente de ahí nació por primera vez mi depresión; puesto que en mi cabeza no había cavidad para la maldad del ser humano y pueden pasar mil años y sigo sin comprenderlo. Y a medida que me voy haciendo más adulto, sigo sin entender el porque el ser humano es malo con todo lo que es bueno.

Luego están otras acciones de mi vida misma que contribuyeron a esa tristeza constante con la que vivo a diario; de hecho, hace unos cuantos meses alguien quien era y es muy importante para mí, me pregunto: “¿Cómo te sientes siempre? A lo que mi respuesta simplemente fue “Triste, todos los días me siento triste, no todo el día. Pero si todos los días” y aunque invalido mi respuesta y mi sentir, logre entender que para muchas personas es complejo comprender que la tristeza permanente existe. Y que nos lleva a cuestionarnos muchas cosas.

Un ejemplo de ello es mi agnosticismo… ¿Por qué? Simple, recuerdo muy bien que hace muchos años, tendría yo unos catorce o quince años más o menos, ocurrió un accidente en Bogotá D.C (realmente no recuerdo si fue ahí o sus alrededores, pero lo pondré de punto de referencia) donde un bus escolar con dieciséis NIÑOS que iban abordó, murieron calcinados. Lo cual es una de las muertes más dolorosas y traumantes no solo para el occiso sino también para sus familias. Y empecé a cuestionarme por qué si “Dios” como figura de bondad y benevolente de la vida era tan bueno, permitió que lo que en teoría son las figuras de inocencia ante la sociedad y todas esas cosas, permitió que su muerte fuera tan excesivamente grotesca. No me cuestionaba el hecho de su muerte, hay personas que al ser adultos se vuelven malos seres humanos y al crecer son una… bazofia (?) humana. Solo me cuestionaba por qué de tan cruel manera. También por la misma época -según mi memoria- sucedió el caso del niño Santiago, el cual fue victima de tantas atrocidades gracias a su padre y la que creo era su amante o su madrastra.

En base a este tipo de actos y muchos otros que se ven día a día no solo en Colombia sino alrededor del mundo, el hecho de ver como el universo aun juzga a todos aquellos que amamos y nos enamoramos de personas de nuestro mismo sexo o porque muchas otras gritan al cielo que están en el cuerpo equivocado. Ver como mujeres mueren en manos de sus conyugues por el simple hecho de ser mujeres y tantas cosas más. Todo eso ha ayudado en gran parte a mi tristeza permanente, a mi dolor eterno.

También hay que sumarle a todo esto, los problemas emocionales que se van volviendo cotidianos con el hecho de ir creciendo y haciéndonos adultos, los problemas emocionales de pareja, de amigos, de familia, de conocidos, de los animales y de todo aquello que nos importa. El ir creciendo se me ha hecho el acto más grande de valentía, el acto de amor propio más fuerte y el riesgo más grande que he podido tomar. Estar en manos de una persona tan irresponsable como lo soy yo mismo, ver como muchos de los que amo se van yendo o marchitando con el tiempo, ver que cada cosa tiene una causa y un efecto. Sentir como tantas veces nos rompen el corazón y como tantas veces lo hacemos nosotros a otras personas. Ser testigos del dolor en otros seres que están cerca a nosotros.

Muchas personas dicen que el suicidio es valentía, la valentía de parar con algo que no se quiere más en si mismo o para su vida. En muchas ocasiones yo lo he tenido como opción y mentiría si dijera que nunca lo he intentado o que no espero con ansias aquella idea de la sociedad del descanso eterno. Pero, actualmente el acto de crecer, madurar y ser adultos responsables. Se me hace el acto de valentía más grande del mundo, lo vamos haciendo con nuestra amiga la tristeza, con la soledad, con la penumbra, con miedo, con gallardía, con poca elocuencia, algunas veces con amigos y otras tantas solo en totalidad. Crecer, crecer en el mundo actual, con las guerras, con la violencia, con un mundo que arde en el dolor y la sangre de inocentes marcando las calles de nuestras tierras. Es y por mucho, un acto de VALENTIA.

...

“Por densa que sea, la niebla siempre tiende a desaparecer, la lluvia se detiene, el sol se asoma y la luna brilla. Nunca nada es tan eterno como lo creemos.”

...

1 comentario:

  1. gracias por compartir lo que escribes, son palabras vigorosas que generan muchos sentimientos.

    ResponderEliminar