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Es tan extraño, quiero regresar a mis letras. Quiero volver a mis palabras y a sucumbir lo que mi alma y mi cuerpo quieren plasmar en estas lineas. Pero, aun así no encuentro el mecanismo necesario para poder hacerlo. ¿A que me refiero? Sencillo. No tengo las más mínima idea de que exponer, que decir, como hacerlo o tan simple como plasmarlo.
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Siempre o por lo menos la mayoría de veces me he caracterizado por plasmar y relatar las más tristes historias de lo que ha acontecido a lo largo de mi vida. Y aunque ahora no es una excepción de que estén sucediendo dichos hechos. No deseo esta vez plasmar más tristeza y más desasosiego. Ahora, en este preciso momento el mundo entero se esta viendo atravesado por una gran pandemía algo que nos tiene a todos resguardados en nuestros hogares.
Es extraño, pues al menos yo y muchas de las personas que conozco no somos de aquellos que nos encante la idea de estar todo el tiempo en nuestro hogar. No porque no tengamos amor hacía las personas que con nosotros conviven, solo que... se ve ofuscada y atravesada nuestra infinita libertad auto-creada por si mismos. Yo soy uno de ellos, uno de aquellos que día a día solo espera el momento de salir de casa por X o Y motivo, y espera y anhela no regresar en mucho tiempo, y justo cuando esta ahí en casa, llega ese desespero por salir de nuevo. Es tan contradictorio, pues todo el día estamos muertos de cansancio con deseo de llegar a casa y solo tumbarnos en cama y no pararnos de nuevo hasta el nuevo día, lo anhelamos todo el día, TODO EL DÍA lo hacemos. Pero justo al llegar, llega ese desespero por salir de nuevo, de nuevo esa sensación de no querer regresar a casa. ¿Perdón, estoy siendo muy redundante?
Solo eso a decir verdad es uno de los mayores conflictos en este momento, la cuarentena. Pues nos hemos visto tan acostumbrados a estar fuera todo el tiempo, a ir de fiesta cada semana, tres días seguidos, a salir por una cerveza en cualquier momento con nuestros amigos. Solo ir a cine, ir a comer, estar aburrido y escribirle a quien sea vamos a donde sea, pero vamos. El sol ya no brilla como lo hacia antes, las nubes las vemos distintas, para saber en que día estamos debemos recurrir a nuestro teléfono para verlo y para saberlo. Pero a su vez, aunque vemos los días más grises el mundo entero esta respirando nuevamente. Quizás no lo vemos por el estrés y desespero de lo que pasa por nuestras mentes debido al mismo encierro, pero el sol brilla más, el cielo es más azul, las nubes más blancas, las aves vuelan, los ríos sus corrientes suben. Muchos animales se empiezan a apropiar de lo que siempre ha sido suyo. Es mágico después de todo.
Y mientras el mundo se sumerge en la agonía y el desespero de una pandemía, en lo que los animales vuelven a marcar su territorio y el planeta respira después de muchos años... pero, ¿Y por mi parte?
Por mi parte, yo solo espero... realmente lo que espero es volver a ver la tranquilidad y el brillo del mundo através de su mirada extraña y cautivadora. volver a sentir sus brazos rodear mi cuerpo, uniendo cada una de esas partes que alguna vez fueron desprendidas con tanta fuerza y tanto odio. Volver a sentir el calor de la vida en cada uno de los besos que regala. Volver a sentir aquella seguridad que puede emanar a un alma suicida cuando le toma de su mano. Por mi parte, solo espero que todo esto pase y termine, que el mundo respire y todos vuelvan a la tranquilidad de su libertad, para así mismo yo poder volver a perderme en su desequilibrada manera de querer, de soñar y de vivir. Deseo con todo mi ser que el mundo recupere sus fuerzas y que todo regrese a como estaba. A la vives de poder volver a salir a la calle sin temor de regresar a casa con una extraña enfermedad. Quizás sera y sonara egoísta, pero anhelo tanto esto, solo por el hecho de que cuando este suceda, podré volver a correr a sus brazos, besar sus labios y perderme en la inmensidad de su mirada. Porque aunque mi felicidad de no depende de él, por ahora... por ahora es quien se encarga de darle un poco de tranquilidad a mi desespero, de vida a mi alma triste, de unir mi ser suicida, y quien me enseña a querer vivir, por y para mi.
Ayuda a generar ese deseo de querer vivir, de querer ser feliz y poder compartir la felicidad de cada uno, la suya y la mía y por supuesto. Crear nuestra propia felicidad compartida. Ahora soy feliz, no porque este ahí, no. Soy feliz porque así me lo permití y así lo quiero. Porque entendí que no todo puede ser blanco y negro, y también se puede ver la vida a colores. Solo o acompañado, triste o abandonado. Vació o enamorado. El mundo se puede ver a color.
-Un Escritor Roto...
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