Me encuentro de nuevo aquí, en la misma posición y en el mismo lugar. Esperaba no volver a toparme con esta puerta. Esperaba no tener que regresar de rodillas a un lugar del cual escape gateando, lleno de sangre y de heridas; que aun no terminan de sanar. Me encuentro de nuevo en medio de la nada, expresando en letras lo que mi mente no se atreve a expresar en palabras.
No se si me plasmo aquí con rabia o con dolor, con furia o la más infinita decepción. No sé como sentirme, no sé si estoy aquí como una huida de la realidad o sencillamente para entender que de nuevo esta pasando. O estoy demasiado iracundo o extremadamente desilusionado, estoy a la par de un desasosiego de emociones absurdas y de pensamientos que están acribillando mis ideas.
Me he proclamado tantas veces a cuatro vientos que acepto lo que soy ahora, que amo en quien me he convertido y en la persona que con el tiempo he pasado a ser. Y de nuevo, de nuevo estoy frente a un espejo odiando a quién veo ahí. Tengo tanta ira y tanta rabia, que no me permito caer de nuevo en la inmunda y mísera depresión. De la que algún día logre escapar de quien diablos sabrá que manera. Acuden a mi cabeza los deseos de insertar sustancias que no deberían de estar en mi cuerpo. Deseo volar con la imaginación, de que simplemente sea ingerir algo y todo se olvide por un lapso de tiempo. Anhelo volver aceptar a quien veo frente a un espejo, ahora no soporto siquiera verme al desnudo.
De nuevo odio mi cuerpo, de nuevo odio mis deseos, de nuevo estoy en medio de un torbellino en el cual no quiero estar. ¡Demonios! No quiero estar aquí, no lo deseo, pero me gana. Mis malditos pensamientos me están ganando. Hace mucho que esto no ocurría, había interpuesto un control para que fuese yo quien ganara cada noche al momento de pensar. Pero ahora, ahora soy yo quien esta de ultimo en la lista. Todo va primero y odio ello. Extraño mi libertad de ser yo, de amarme como lo hacía. (Lo sé, esto no esta teniendo mucha elocuencia)
Estoy sentado aquí, en medio de cuatro paredes. En la oscuridad de un lugar que conozco pero me resulta desconocido. Todo me resulta extraño. ¿Dónde estoy? ¿En que momento deje de importar? Estoy sentado, en una habitación donde el frío es absurdamente abrumador y el calor tan insoportable que no logro entender. Estoy en medio de una noche negra y tétrica, una mañana tan nublada que no hay una vista al horizonte, una tarde tan efímera que la vida misma parece eterna cuando se le compara.
Se bien que no soy quien es culpable -MALDITA SEA YO LO SÉ- pero mi mente me hace sentir el culpable de todo. Que es mi responsabilidad que el mundo se este viniendo abajo, que todo se este cayendo, los edificios van al suelo, los ríos y océanos se secan, los animales mueren y la vida se agota. Y es mi culpa, me haces sentir tan culpable. Que te lo creo, por un demonio. Te lo creo.
La comida ha dejado de importarme, pero mi cuerpo sigue creciendo. Me doy asco, físico asco en estos momentos. Y culpo mi cuerpo y se que no es culpable. Pero ya no tengo a quien culpar. Podría ser un cabrón y mandar a todos a chingar su madre. Bien que se hacer eso, pero no lo puedo hacer. ¿A caso estoy pagando algo? Sí, como todos he cometido mil y un errores, lo sé. Pero realmente ya no puedo dar un paso más, debo volver a ser el centro de atención de mi mundo. Escucho pasos, puertas abrirse, tocan las ventanas y solo quiero correr de aquí. Ya no pidan más, ya no lo puedo hacer, me he quedado en el camino. ¡Lárguense! Quiero volar, quiero amar de nuevo aquello de lo que me sentía orgulloso, no quiero sustancias extrañas en mi sangre, y menos en mi mente.
Mis pensamientos me están ganando, cada día me siento más pequeño, cada hora la sensación se hace más grande. Tic-Toc... hace el viejo reloj. Aquel chico que escribió entre lagrimas "Carta de un Suicida" esta llegando a mi puerta y no quiero abrirle, pero ya no tengo control y solo espero que entré. Estoy luchando, realmente estoy peleando por ganar. Pero siento que estoy perdiendo la batalla. Y no quiero hacerlo...
Uno, dos, tres, cuatro... ocho, nueve... veinticinco. Estoy contando los segundos todo el tiempo, esperando nuevas tristes noticias, a nuevas peticiones, nuevas solicitudes, después de todo solo importa lo que ustedes quieran. Aquel chico alegre y medio nefasto se esta ahogando entre sus propias palabras, olvido decir que NO.
La ira, la rabia, la angustia, el dolor, la impaciencia, la falta de deseo, la falta de apetito, el sueño excesivo. Cansancio, exhausto, agotado, todo esta aquí, la alegría es momentánea. La risa solo es un protocolo para no pasar por alguien amargado en su propia bilis. Apariencia nefasta de alguien que solo quiere pretender estar bien. Solo espero, que este no sea solo mi ultimo aliento...