jueves, 25 de enero de 2024

… un último suspiro

 Nos perdemos un poco en el espacio y el tiempo, tratamos de no ahogarnos en lo que nos abarca la cabeza, vamos rumbo a un agujero negro del que no sabemos en qué momento entramos y mucho menos sabemos, la forma en que vamos a salir de ahí. Soy fiel testigo de ello. Soy de aquellos que suele dejarse llevar por todo lo negativo de su propia vida y en búsqueda de no querer llevarse a los suyos a ese hueco profundo de agonía y penumbra, tendemos a alejarlos mucho más de nosotros. Es un mundo completamente alterno en nuestra cabeza, por querer hacer el bien, lo terminamos haciendo extremadamente mal. 

¿Hasta dónde vamos a parar? ¿Donde nos quedaron esos sueños que solíamos tener en algún momento? ¿Cuando dejamos de creer en nosotros mismos? ¿Es verdad que la magia de la vida se pierde a medida de qué vamos creciendo? ¿Cuando volvemos a ser inocentes? ¿Donde quedaron los niños que anhelaban la eternidad de la felicidad? ¿Entre más adultos somos, más vacíos estamos? ¿O sencillamente cuando vemos la crueldad del mundo, dejamos de creer en magia? 

Procurábamos perdernos en la maravillosidad (¿esta palabra existe?) de las caricaturas, veíamos esa inocencia en aquellos personajes y cómo lograban conseguir todo lo que deseaban. Que de alguna  manera esperábamos que nosotros lográramos conseguir eso mismo. A medida de que nos vamos haciendo más y más adultos, vamos volviéndonos un poco más amargos, un poco más secos y toscos. Ya dejamos de soñar en grande, y si lo hacemos dejamos de luchar para que se cumplan lo que queremos. Estoy más cerca de los 30’s que de los 20’s —creo que en algún momento ya había mencionado este detalle, lo siento si soy repetitivo— y a médica que me voy haciendo más grande y más adulto, voy dejando de creer en tantas cosas, como el hecho de que los sueños realmente se hacen realidad, conozco tantas personas que han cumplido tantos sueños a grandes edades, pero siento tanto miedo no ser uno de ellos y solo quedarme en ese estand de fracasado que se quedó soñando y en un lugar que nunca ha sentido suyo.

He perdido amigos, he perdido amores, he perdido familia y mucho más. No precisamente hablo de que ellos precisamente hayan muerto. Sencillamente son personas que ya no hacen parte de mi vida, de quien soy y de la persona que ahora soy. Soy alguien que tiene problemas de personalidad. Para quienes me conocen más de cerca, quizás puedan comprender un poco y para quienes les pasé, tal vez me puedan entender un tanto más que otros. Para quienes no, bueno… ahí tiene al tío Google; no tengo muchas ganas de explicar ahora que es precisamente. Suelo ir y venir en emociones todo el tiempo, de pensamientos e incluso en comportamientos. Tienden a decirme constantemente que ya no soy el mismo, y no, no lo soy. El hombre que era hace un año, un mes, una semana, e incluso hace un día es muy probable que en este momento ya no exista. Mis pensamientos están todo el tiempo cambiando y mi forma de ser todo el tiempo está en un constante va y ven de mil cosas. 

Ahora… en este momento de mi vida estoy ahogándome en un océano de tantas cosas, tantas malas decisiones, tantos malos amigos, tantas malas palabras dichas en algún momento. Debo ser honesto, no encuentro la salida en este instante, siento que me estoy ahogando en un agujero negro y debo confesar que me siento ser el agujero negro y sé bien que lo soy. He llevado a personas a perderse en ese hueco y no sé cómo salvarlas, no sé ni tan siquiera cómo salvarme a mí mismo. ¡Auxilio! 

Déjame contarte, que por decisiones de otros me termine hundiendo un poco más, pero… no me arrepiento de nada de lo que he hecho, gracias a todo ello estoy en el lugar que estoy ahora y quizás no esté en el lugar que quisiera y como quisiera, pero aquí estoy. Construyendo una gran versión de mi mismo y con ganas de sacar arriba a aquellos que lleve conmigo. Perdóname si sientes que te lleve a donde no querías, nunca ha sido mi intension que nadie se sienta de esa manera. Se me dificulta la mayor parte del tiempo ser la persona que muchos quisieran que fuese, amoroso, cariñoso, atento, ameno, humano. Tiendo a considerarme un témpano de hielo, un ser sin emociones y sin lugar a sentir mayor cosa que rechazo y poco afecto.

Me ha costado muchísimo lograr sacar esos pensamientos de mi cabeza, ni siquiera me siento merecedor de todo lo que he conseguido y de las personas que me rodean, del amor que me rodea y de los pequeños triunfos que he tenido. ¿Soy un error? Es una pregunta que constantemente está sonando en mi cabeza, me cuestiono si solo vine a dañar a quienes me rodean y espero realmente que no sea así. Me gusta catalogarme como una buena persona y como alguien que suele hacer el bien a los demás, aunque no se que tan cierto sea eso. No se si esto es una carta de perdón a quien he lastimado o a quien le he hecho daño con quien soy y con lo que he hecho, o si tan solo es un escrito de redención propia para sentirme menos miserable conmigo mismo. Espero que sea lo primero más que lo segundo.

 ¿Donde estoy? No lo sé, ni siquiera sé a dónde pertenezco en este momento. ¿Llegaré a donde quiero? Vivo convencido de que así es, quizás solo es un engaño propio, pero quiero llegar a ese lugar. Cada día estoy más seguro de lo que quiero para mi vida, vivo soñando todo el tiempo en encontrar la forma de solucionar la vida de aquellos que amo y que quiero. Cómo regalarle una casa propia a mamá o poder pagar el Icetex de mi amor amarillo, o llevar por todas las playas a mi chico. O han sencillamente con regalarle la oportunidad a mis amigos de que cumplan sus más íntimos sueños y deseos, incluso aquellos amigos que ya no hacen parte de mi día a día, que aún sigo considerando mis amigos y aunque quizás ellos ya no me consideren igual, también quiero hacerlo. No hay día donde no tenga un escenario imaginario extraño donde logre hacer esas cosas. 

Vivo constantemente con el deseo de no caer en una nueva crisis de depresión y no perderme en los propios pensamientos de mi cabeza, vivo constantemente luchando contra mi cabeza —si ya se que lo digo siempre, pero es mi blog y aquí pongo lo que yo quiero y es la forma de darle un respiro a mi mente— hay días donde despierto y lo primero que pienso es… ¿y si me tiro de la ventana, alguien me extrañará? Otros días voy por la calle y solo alucino con lo “maravilloso” que sería que un carro me lleve por delante, peleo todo el tiempo contra esas ideas y el evitar lo más posible en no sobre pensar en cada detalle de mi vida y de mi día a día. ¿Que si quiero un respiro? Claro que lo quiero y lo necesito, con más urgencia de la que muchos pueden pensarlo. Pero aquí estoy, con ganas de vivir y con ganas de sanar lo que yo no rompí y con ganas de salvar a quienes amo. 

No te quiero alejar, te quiero salvar. No quiero que otros se pierdan en el hueco que es mi cabeza, quizás no lo hago de la forma en que debería, pero es la forma en que conozco. Por eso te pido que me quieras, aún en los días y las noches en que yo no soy capaz de quererme. Aunque hay días que no me amo, me acepto. Soy un hueco, pero un hueco buena onda. Al menos eso quiero creer. Quisiera poder recuperar un poco de esa magia de un niño, la inocencia del mismo y las ganas de creer en que todo es posible como solía hacerlo, aún quiero soñar, aún tengo sueños que cumplir, aún hay deseos que llevar acabo, aún hay playas por conocer, aún hay países por ir, aún hay botellas de vino con nuestro nombre. Dame un respiro, dame un segundo, dame un instante, no estoy bien, quizás nunca lo he estado, pero me estoy levantando nuevamente, estoy despertando una vez más, estoy perdido en mi cabeza y no encuentro solución alguna, dame la mano… una vez más. Todo saldrá bien. 



—Un Escritor Roto