jueves, 16 de noviembre de 2023

¿La última batalla?

Es muy complejo tener que afrontar el mundo  real, cuando en tu cabeza esta pasando algo completamente distinto y funciona de una forma muy extraña y un tanto disfuncional. Atreverse a vivir el mundo real, cuando tu cabeza es una guerra constante es algo de valentía absoluta. Durante muchos años no me atreví a decir a boca llena que soy un enfermo mental. Sí, suena rudo y suena feo, pero es la realidad. No es necesario maquillarlo diciendo que solo son "problemas" o escondiendo la realidad y solo diciendo que tengo depresión, cuando en realidad la verdad es otra. Son más de una sola situación las que acomplejan mi mente y donde todo el tiempo estoy teniendo una guerra constante para salvarme a mi mismo. No me atreví durante muchos AÑOS ni siquiera decirle a mamá que tenía problemas mentales. Que mi cabeza no funcionaba bien, y qué estaba el constante deseo de querer morir. Solo porque ya no era capaz de seguir peleando y batallando contra esos demonios que me subyugaban todo el maldito tiempo.

Hoy por hoy, de alguna manera tengo la libertad de decirle a ella que no estoy bien y que me estoy entrando en una crisis de depresión o de no entender mi cuerpo y aunque no tiene la solución, busca la forma de poder ayudarme y poder estar para mí de alguna manera. Aceptar que vivo con una clase disforia muy particular fue complejo, la batalla que tuve con mi cuerpo, con lo que veía en el reflejo, que a su vez eso hiciera que luchara una dura batalla contra mi depresión y no permitir que esa combinación de ambas cosas acabaran conmigo, y ni hablemos de mi trastorno del sueño o mi desorden de personalidad. Y si seguimos nadando en este océano nos seguiremos encontrando muchas más cosas. Tener una crisis de ansiedad mientras sostengo una discusión, sentirme miserable después de haber peleado o discutido con alguien, querer huir o sencillamente empezar a tener pensamientos intrusivos solo por tener un mal día.

En estos momentos de mi vida, por lo menos me atrevo a buscar ayuda cuando siento que no puedo estar solo. Cuento con un grupo de apoyo impresionante el cual siempre me puedo refugiar cuando todo esta mal o cuando sencillamente siento que me esta quedando grande la pelea. Hay días, literalmente donde pueden pasar varios días donde mi cabeza se le olvida que debo de comer, pero cuando lo recuerda quiere acabarlo todo de una sola sentada –como diría mi señora mamá- en esos días es donde mi familia putativa, esta encima mío todo el día recordándome que debo de comer, que me debo parar de la cama o donde me recuerdan que estoy durmiendo demasiado o cuando no estoy durmiendo lo suficiente. Esta última semana, ha sido de esas aquellas donde no tengo ganas de vivir, donde mis ideas y mis deseo me quieren ganar y mi instinto solo grita “Acaba con todo”

Yo no quiero acabar con todo, al menos no aún, siento que existen ciertas aventuras que quiero vivir, ciertos lugares que quiero conocer, aun hay muchas iglesias abandonas las cuales quiero visitar con mis amigos. Esta semana hice algo que hace mucho no hubiese sido capaz de hacer, volví a pedir que se quedaran conmigo, porque no era capaz de estar solo. Porque me daba demasiado miedo, no. Me daba pavor estar solo, sabía que era muy probable que mi mente me ganara y solo “acabara con todo” y no es tiempo, hay unas cuantas historias que quiero contar y un par de libros que quiero publicar.

El día de hoy, desperté amándome mucho. Queriéndome mucho y levantando el mentón con mucho orgullo sintiendo un poco de paz, sintiéndome amado por personas maravillosas y rodeado de abrazos que me llenan de amor, hoy me desperté amando mi cuerpo y queriendo bailar. Queriendo salir y correr por las calles de la ciudad, queriendo ver el horizonte e imaginarme un mundo completamente nuevo. Hoy desperté feliz, sonriente, contento, tranquilo. Hoy no he querido dejar que mi mente tenga más fuerza que yo. Hoy es de esos días donde siento que la guerra la estoy ganando. No sé si esta sea la última batalla, de esta guerra. Esperaría que sí y donde ANHELO ser el ganador, quiero dejar de pelear, quiero no seguir temiéndole miedo a mi cerebro. No sé que es lo que esta tan malo en mí, que me deba de tener miedo. Ya no quiero más, hoy no lo siento. Hoy tengo muchas ganas de vivir, muchas ganas de tener una buena cena con mis amigos, con mi chico, con las personas que amo. Hoy es de esos días, donde me siento sexy, donde me siento deseado, atractivo. 

Aquellos que quizás tienen algún desorden mental como yo, o que por des fortuna no solo tienen uno, sino unos cuantos muchos como yo, entienden que justamente cuando hay de estos días como el que estoy sintiendo el día de hoy, se siente muy bonito y aunque paradójico e irónico con lo que dije hace un rato da un poco de miedo. De que después el bajón sea demasiado grande. Pero, aún así, vamos a gozarla. Dejándonos llevar un poco por esta felicidad que tiene el ser y el cuerpo. La mente y el alma, el corazón y la piel. Mis emociones y todo mi yo. Hoy no me siento como un paciente mental, hoy me siento como un hombre cualquiera, como un chico más, como una persona que no tiene problemas, que no sufre, que no le duele nada, que no pasa nada en su vida y solo es un chico de aquellos que se gozan su día a día. Hoy quiero ganar esta batalla y espero sea la ultima batalla de esta guerra, esperanzado a que sea yo el triunfador; si no es así, sigamos peleando, porqué no pienso dejar de luchar.

Por mil y un día más así, cada día, todos los días, el resto de la vida.