A Mi Querida Abuela
Hoy,
hoy me presento y hablo de mis origines y esta ves no hablare de mi madre. Ya
en otras oportunidades en “Con Aguja e’ Hilo” hable de ella, esta vez
hablare de mi querida abuela. Yo, yo soy Jean Carlo Pinillos Valencia. Nieto de
Jairo Pinillos Toro y Luz Ney Valencia Batero. Dos personas tan maravillosas
como mágicas -desde mi perspectiva y desde mi amor- tan grandes como magnificas,
pero precisamente no hablare de mi abuelo como tal, esta vez como ya lo dije
solo es una mención de honor para mi querida Luz, para mi querida abuela.
Hoy
tomo este talento y esta habilidad tan mágica que medio la vida, como son mis
letras y mis escritos para homenajearte de la forma en que yo mejor lo sé hacer.
Para dejarlo de forma eterna, el orgullo y el privilegio de decir de donde y de
quien vengo. Tus padres no te han podido dar un mejor nombre que el que llevas
contigo en tus setenta y tantos años que llevas a cargo. Eres Luz, eres amor,
eres magia, sueños y esperanzas. Tal vez mi querida Abu, no tuviste la fortuna
de contar con la vida que realmente merecías y desafortunadamente mi abuelo no
te trato como nadie más que tú deberías de haber sido tratada.
Desde
niño, mi abuelo fue esa figura paterna que tuve por fortuna en mi camino, fue
ese hombre que hasta mis nueve años que fui afortunado de llevar conmigo -al
menos con vida- para que me enseñara a ser un ser humano de bien y un buen
hombre. Desde que partiste hubo tres personas que se echaron a cargo esa tarea
tan grande que es criar a una persona. Mamá, tía y la maravillosa abuela que he
tenido en mis veintisiete años. Desde hace mucho tiempo dejé de presentarme
como Jean Pinillos y comencé a hacerlo como Jean Valencia. En honor a mi señora
abuela, por hacerle honra a esa mujer tan maravillosa que ha sido parte crucial
de todo esto que soy hoy en día, no lo hago porque me sienta avergonzado de ser
un Pinillos, de venir de esa descendencia, lo hago porque me parece la mejor manera
y la forma que tengo de llevar tu apellido con orgullo y con mucha honra.
Me siento
afortunado de ser un Valencia, de ser tu nieto y de ser aquel hombre que has
criado junto con mamá con gran esfuerzo y gran lucha. A medida que fui creciendo
y tomando un poco más de cordura y de madurez fui comprendiendo mucho las
historias que se nos contaban de mi abuelo, y entendí que la forma en que te
trato y el mecanismo de comportamiento que tuvo para contigo no fue justo y
mucho menos el correcto y que merecías mucho más, desde el momento en que tu
padre decidió decir que no merecías estudiar y ser mucho más por el simple
hecho de ser mujer y no ser esa gran veterinaria que sé que siempre soñaste con
ser y que habrías sido la más grandiosa en ello. Desde que comprendí que la
vida tiene una gran deuda contigo por haber tenido que soportar el mal trato de
un hombre quien era tu esposo, cuando entendí lo valiente que llegaste a ser tú
cuando decidiste dejar tu pueblo con cuatro niños de la mano para tener una
mejor vida y darles a tus hijos la vida que sabías que merecían; fuera de los
insultos y los golpes de aquel hombre. Y no soy quien, para juzgar a mi abuelo,
no soy la persona adecuada para cuestionamientos por su comportamiento, ya que
como nieto no tengo queja alguna de quien fue él como abuelo.
Me enseñaste
querida Luz a ser valiente y a ser resiliente en el mundo, me enseñaste el amor
más grande que jamás podré conocer, como lo es de proteger un animal, a todos
esos seres vivos tan mágicos y maravillosos como lo son ellos. Me enseñaste
esos boleros que tanto te han apasionado durante tantos años y por ti escuche
por primera vez a Julio Iglesias, que si mi memoria no me falla es o fue en algún
momento tu artista/cantante favorito. Te agradezco querida mujer maravillosa a
que no debía de temerle a mis deseos y a no dejar de luchar por lo que
realmente quiero, tengo muchos grandes recuerdos contigo que definitivamente
nunca dejaran de acompañarme y que espero jamás se me lleguen a olvidar.
Gracias
a ti he conocido gran parte de este país, desde que decidiste tomar maleta y
salir con tus nietos a recorrer las playas de nuestra tierra o las tantas veces
que me llevaste a conocer nuevos lugares. Gracias por ser la persona que eres y
gracias por el maravillo mundo que me hiciste, hoy a mis tantos años aun recurro
a ti cuando estoy enfermo con la esperanza de que me hagas una sopa para
sentirme mejor, que sin importar que sea lo que este teniendo en ese momento el
amor con el que la preparas siempre me ha hecho sentir bien. Y aun cuando se
bien que no es que te fascine estar metida en una cocina como tu misma siempre
nos lo has hecho saber, recuerdo bien la única vez que llegue a decir que te
odiaba, no recuerdo por qué lo hice, pero sé bien que fue por un ataque de ira
cuando aún era un niño y que luego a solas me preguntaras si era verdad lo que
había dicho y bien te dije que no era así, que te amaba y que te quería demasiado.
Gracias a ti porque me enseñaste lo que era ser querido por una abuela, bien
sabes a que me refiero diciendo esto y el porque lo digo al igual que mamá. Y
aun después de muchos años te pido perdón por tan banales palabras que te
llegue a decir, nunca ha sido real y nunca fue cierto. No tienes idea alguna de
cuánto te llego amar.
Recuerdo bien cuando pase a bachillerato, que me sentía un niño grande a los once años porque ya estaba en primero de bachillerato, nunca quisiste decirle sexto. Me llevabas hasta que pasara la avenida rumbo al colegio para que nada me pasara y cuando regresaba de clases estabas nuevamente ahí, esperando por mi para que al pasar la calle nada me pasara y un carro no me llevará por delante. Recuerdo con mucho amor aquellos ponches de huevo o los helados de chocolate que tanto te rogábamos porque nos hicieras casi que todos los días. Digo con orgullo que vengo de una mujer que lavando y planchando ropa ajena hizo de nosotros grandes personas. Siempre nos has seguido los caprichos y los antojos a mas no poder, tal vez mi hermano y yo siempre hemos sido los más cercanos a ti porque hemos sido los que siempre hemos estado en casa, mis primos vivían y compartían por fuera y poco estaban contigo, recuerdo mucho como luchábamos por quien de los dos dormiríamos contigo esa noche, no había lugar más seguro que tu cama y amanecer a tu lado, abrazos y apapachados por nuestra abuela. Hoy aun cuando ambos somos dos hombres adultos seguimos disfrutando el hecho de dormir en tu cama y contigo, siempre ha sido ese lugar lleno de amor y cariño y creo que nunca conoceré una cama más cómoda que la tuya.
Quizás
durante el transcurso de tu vida has cometido errores, tal vez como mujer, como
madre o como abuela, no te juzgo y no te critico no tengo porque hacerlo y de
la misma forma yo me he equivocado y he fallado. Aunque no siempre has estado de
acuerdo con la forma en que vivo mi vida o como soy y quien soy o tal vez
incluso con mi forma de ver la vida, siempre has estado ahí dándome tu más
grande apoyo y tu amor sin medida. Siempre recordaré aquella noche donde de
rodillas a tus pies te pedía perdón por aquello que creía que era el fin de mi
vida, nunca olvidare esa respuesta: “sigues siendo mi niño, te sigo amando y
aquí tienes a tu abuela para siempre.”
Querida
abuela, llevo con honra y con mucho orgullo tu apellido y me presento con el
porque me parece el mejor mecanismo -por ahora- de hacerte un homenaje y de llevar
con merito todas las batallas que has luchado, de cómo trabajaste para que tus
cuatro hijos fueran personas de bien y tal vez no todo salió como tu esperabas
y lo siento por ello. No es algo que tu merezcas, ya has llevado por muchos
años un dolor muy grande y quiero que quizás en mi como tu nieto, puedas ver convertido
ese sueño realidad. Un hombre de bien, un buen hijo, un buen nieto, un buen ser
humano y espero te sientas orgullosa del trabajo que hiciste conmigo durante mi
crianza, trabajo cada día para que tanto tú como mamá se sientan orgullosas de
la persona y el hombre que yo soy hoy en día.
Durante
muchos años siempre fui el bebé de la casa, el bebé de mamá y el bebé de la
abuela, el consentido y el mimado. Hasta que nació Nicolas, tu primer bisnieto y
aunque ya no soy el mas chiquito de la casa, sé bien que ante vuestros ojos
siempre seré el chiquito. Quizás durante la vida he sido uno de los que más luchas
ha dado en el camino y no porque me equivoque o porque tenga muchas fallas o ni
mencionar todos esos errores que he cometido, pero, aunque he sido ese que ha dado
guerra por luchar por la justicia y lo que considera correcto, te agradezco gran
mujer por enseñarme a ser valiente y a no temer a lo que quiero, gracias por
apoyarme en cada una de las cosas que siempre he tomado, gracias por apoyarme
en todos mis sueños. Gracias por estar ahí siempre que te busco, gracias por
cada una de las veces que he estado un hospital y ya sea que lo hagas tú o
mandes a mamá, a la hora de visita he tenido un plato de comida lleno de amor y
de cariño, para que no se me olvide el amor que siempre me espera en casa. Gracias
por el trabajo tan arduo que has hecho.
Eres
la Luz que todos hemos necesitado muchas veces en nuestro camino, aun corro a
casa cuando me siento triste porque sé bien que hay un gran abrazo tuyo esperándome
o cumpliendo mis caprichos alimenticios de esas manos tan mágicas que llenan de
mi amor mi barriga y mi corazón, y reitero sé bien que no es que seas muy fan
de la cocina, aun todos te escuchamos pelear por cada vez que debes de cocinar,
y no menciono la cocina con tanta insistencia porque es el lugar donde
pertenezcas. Solo que durante toda nuestra vida nos has aliviado dolores con
tus recetas y tus remedios. Nunca has dudado de mis capacidades y aun estando
en contra de muchas cosas, muchas veces haciéndolo a escondidas de mamá para
que no nos regañara has estado ahí afrontando el mundo para que sea un poco más
suavecito para conmigo y para con todos nosotros.
Soy Jean
Carlo Valencia, nieto de Luz Ney Valencia Batero. Una mujer que con plancha nos
hizo muchos sueños realidad, nieto de aquella mujer que se ha sentido orgullosa
con cada uno de mis logros y quien siempre ha estado en primera fila aplaudiendo
cuando recibo un título. Soy nieto de una mujer que me enseño a amar los
animales, que me enseño a amar la música, que me enseño a hacer una sopa por teléfono
cuando mamá estaba muy enferma y tenía hambre. Soy nieto de una mujer berraca,
luchadora, resiliente, echada pa’ delante, una mujer que ladrillo a ladrillo
construyo un hogar para todos nosotros. No me avergüenzo del apellido de mi
abuelo, eso si que no. Pero mereces más méritos que cualquier persona y que
cualquier abuela en el mundo. Gracias, gracias por ser tú. Y aunque naciera mil
y un veces, mil y un veces voy a escoger volver a ser de tu sangre, a ser tu
nieto y venir de las enaguas de esa mujer tan berraca. Gracias mi querida abu,
te amo esta y mil vidas más, dúrame toda la vida, que aun te necesito, aun necesito
tus abrazos y aun necesito tus regaños, aun necesito de ti.
A mi
querida abuela le dedico estas palabras, este sueño, este anhelo, a mi querida
abuela le solicito que se me quede, que quiero que estes conmigo el día que
lance mi primer libro para que seas tu ahí en primera fila sintiéndote
orgullosa junto a mamá por verme cumplir un sueño más en mi vida, nunca me cansare
de decirte gracias por ser mi abuela.